By Christos Andreas Makridis

El tráfico de personas, incluida la trata sexual, se ha visto exacerbada en todo el mundo por la pandemia, y está relacionada en gran parte con el mayor tiempo que las personas pasan en línea durante los encierros, según los estudios.

“En la era de COVID-19, muchas actividades delictivas se han trasladado al mundo en línea, para aprovechar el mayor tiempo que las personas pasan conectadas en casa y para dirigirse aún más hacia la clandestinidad. La detección e investigación de delitos son más complicadas y las víctimas se vuelven menos visibles para las autoridades”, afirma un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

El uso de banda ancha aumentó en un 47 por ciento entre 2019 y 2020, según la empresa de tecnología OpenVault. Otras estimaciones de la actividad total de Internet sugieren que puede haber aumentado hasta un 70 por ciento. Gran parte del incremento en 2020 provino de la dependencia de los dispositivos móviles, con un promedio de aproximadamente 30 minutos adicionales por día para el estadounidense típico.

La conectividad subyace a lo que algunos analistas han identificado como tres fuentes principales que detonan el aumento de la trata de personas, particularmente en la trata sexual: un aumento en el consumo de pornografía; la creciente soledad provocada por los encierros, el distanciamiento social y las cuarentenas; y la pornografía como sustituto de la interacción humana.

“Dado que el COVID ha impulsado a las personas a estar en línea aún más, hemos visto un aumento significativo en el uso de salas de chat y de redes sociales para anunciar la venta de niños y adolescentes”, dijo Laura Parker, cofundadora y directora ejecutiva de The Exodus Road, una organización sin fines de lucro de Colorado que lucha contra el tráfico sexual.

“Los traficantes sexuales especialmente han sido expulsados del mercado en persona y están apuntando al espacio digital”.

Un número cada vez mayor de traficantes de personas encuentra a sus víctimas a través de las redes sociales, según el Proyecto Polaris, un “movimiento de justicia social basado en datos para luchar contra la trata sexual y laboral”, de acuerdo a lo que dice su sitio web.

“Según testimonios de sobrevivientes e investigaciones, los traficantes sexuales y los depredadores de niños parecen estar utilizando aplicaciones populares de redes sociales como Instagram, Snapchat y TikTok para identificar, manipular y explotar a los niños en el espacio en línea”, dijo Dawn Hawkins, directora ejecutiva del Centro Nacional de Explotación Sexual.

“En muchos de los casos que ocurren en estas plataformas, los menores reciben mensajes directos no solicitados de extraños que a menudo se hacen pasar por niños de su edad o aliados en áreas cercanas”.

Un número cada vez mayor de traficantes de personas encuentra a sus víctimas con la ayuda de aplicaciones populares de redes sociales como Instagram, Snapchat y TikTok para identificar y explotar a los niños, dice Dawn Hawkins, directora ejecutiva del Centro Nacional de Explotación Sexual. (Drew Angerer/Getty Images)

Parker dijo que el alcance, la gravedad y las trampas de la trata de personas se complican aún más por la desinformación.

“Los padres no se dan cuenta de que, debido al fácil acceso de sus hijos a Internet y a las redes sociales, el peligro del tráfico puede estar tan cercano como el teléfono celular de sus hijos”, dijo.

The Exodus Road ha lanzado una plataforma de capacitación gratuita llamada TraffickWatch Academy, que describe “los componentes básicos del tráfico laboral y sexual, cómo se identifica la esclavitud aquí en Estados Unidos, cómo reconocer los signos de tráfico y los pasos prácticos para que los espectadores combatan personalmente en sus comunidades este crimen tan complejo”.

El ochenta y dos por ciento de los delitos sexuales contra niños se origina en sitios de redes sociales, según la Organización para la Seguridad en las Redes Sociales.

El “sexteo” entre los jóvenes se ha vuelto cada vez más frecuente: el 27.4 por ciento recibe mensajes de texto sexuales y el 12 por ciento reenvía un mensaje de texto sexual sin el consentimiento para hacerlo, según un análisis de 2018, publicado en la revista de la Asociación Americana de Pediatría.

Un estudio sobre “Computadoras en el comportamiento humano”, publicado en 2018, encontró que casi un tercio de las niñas recibe mensajes sexuales de extraños en línea, que las niñas tienen experiencias mucho más negativas al enviar mensajes de texto sexuales mientras que los niños tienen más positivas, y los comportamientos de riesgo en línea están fuertemente relacionados con una mayor probabilidad de sextear.

Sextear es peligroso para muchos jóvenes porque una vez que se envía un mensaje de texto, el destinatario gana control y poder de negociación, y a menudo amenaza con violencia si la víctima no hace lo que se le dice, dijo la terapeuta Cheryl Kosmerl en un artículo del sitio web de The Exodus Road.

Las empresas de tecnología han ideado formas de ayudar a los padres para gestionar y abordar la creciente afluencia de conductas inapropiadas en Internet. Canopy es un ejemplo de una aplicación de control parental que permite a los padres filtrar el contenido de todos los sitios de Internet sus hijos que visitan.

Street Grace es otra organización que emplea tecnología para ayudar a combatir la explotación sexual comercial de niños. Proporciona capacitación para las comunidades afectadas por el tráfico sexual y cuenta con un chatbot de inteligencia artificial llamado Gracie. La iniciativa intercepción de la transacción de Street Grace “trabaja para encontrar a los ‘compradores’ de sexo con menores y erosiona su noción de ‘anonimato’”, dice el sitio.

“Lo más importante”, dicen los informes de la ONU, “es que la pandemia ha exacerbado y puesto en primer plano las desigualdades sistémicas económicas y sociales profundamente arraigadas que se encuentran entre las causas de raíz de la trata de personas”.

“La restricción o el control del movimiento de las víctimas es un rasgo común del tráfico de personas. Los encierros y el confinamiento podrían reforzar el aislamiento de las víctimas y reducir drásticamente cualquier posibilidad de que sean identificadas y retiradas de esas situaciones de explotación”.

“Durante la pandemia, existen obstáculos adicionales para acceder a servicios, asistencia y apoyo, debido a las reglas sobre el confinamiento en el hogar y el cierre de ONGs y oficinas gubernamentales. El aislamiento y el distanciamiento social pueden recrudecer los problemas de salud mental e interrumpir cualquier acceso a las redes de apoyo informales”.

Traducción de Yerem Mújica; editado por Yerem Mújica y Melanie Slone



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