WASHINGTON — Países como Seychelles, Mongolia y Bahrein enfrentan un incremento de casos de COVID-19 tras haber confiado en las vacunas chinas contra el coronavirus, que son de fácil acceso.

Las vacunas chinas pueden no ser muy efectivas para prevenir la propagación del virus, particularmente las nuevas variantes, afirmaron varios países.

En Seychelles, Chile, Bahrein y Mongolia, entre el 50 y el 68 por ciento de la población ha sido completamente inoculada con vacunas chinas, superando incluso los índices de vacunación de Estados Unidos, según Our World in Data, un proyecto de seguimiento de datos.

Sin embargo, estos países se encuentran entre los 10 con peores brotes de COVID-19 en fechas tan recientes como la semana pasada.

“Si las vacunas fueran lo suficientemente buenas, no estaríamos viendo este patrón”, dijo Jin Dongyan, virólogo de la Universidad de Hong Kong. “Los chinos tienen la responsabilidad de remediar esto”.

En medio de la incertidumbre generada por los nuevos brotes de COVID-19 en países con tasas de inoculación relativamente altas, los científicos culpan al relajamiento de los controles sociales y el comportamiento descuidado de los individuos.

Confiando en la ayuda china, Mongolia implementó rápidamente un programa de vacunación y relajó las restricciones tras haber vacunado al 52 por ciento de su población. Sin embargo, el 20 de junio registró 2,400 nuevos casos, el cuádruple que el mes anterior. (Fusion Medical/Unsplash)

Israel, que tiene la segunda tasa de vacunación más alta del mundo después de Seychelles, ha reportado 4.95 nuevos casos de COVID-19 por millón de habitantes. Israel aplicó la vacuna Pfizer. Seychelles, en cambio, que dependía principalmente de la vacuna Sinopharm, supera los 716 casos de infecciones por millón de habitantes.

China y los más de 90 países que han recibido vacunas chinas podrían estar completamente vacunados, pero están parcialmente protegidos del virus. Como consecuencia, podrían lidiar con periodos móviles de confinamiento, pruebas y límites en la vida cotidiana por meses o años.

Además, las economías podrían seguir detenidas.

Beijing vio su diplomacia de las vacunas como una oportunidad para convertirse en una potencia global más influyente al terminar la pandemia. El máximo líder de China, Xi Jinping, se comprometió a entregar una vacuna producida en su país que pudiera ser almacenada y transportada con facilidad a millones de personas en todo el mundo.

Confiando en la ayuda china, Mongolia implementó rápidamente un programa de vacunación y relajó las restricciones tras haber vacunado al 52 por ciento de su población. Sin embargo, el 20 de junio registró 2,400 nuevos casos, el cuádruple que el mes anterior.

En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que no ve un vínculo entre los brotes recientes y sus vacunas. Sin embargo, citó a la Organización Mundial de la Salud, diciendo que las tasas de vacunación en ciertos países no habían alcanzado niveles suficientes para prevenir los contagios y que los países deberían mantener sus restricciones sanitarias.

“Los informes y datos relevantes también muestran que muchos países que usan vacunas fabricadas en China han expresado que son seguras y confiables, y que han hecho un buen papel en la prevención de la epidemia”, dijo el ministerio.

Mientras que las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna tienen tasas de eficacia de más del 90 por ciento, la vacuna Sinopharm de China llega al 78.1 por ciento y la Sinovac, al 51 por ciento.

Además, las empresas chinas no han publicado información clínica que muestre cómo sus vacunas previenen la transmisión. Tampoco han facilitado datos sobre la irrupción de infecciones. Sin embargo, un estudio de Sinovac en Chile mostró que la vacuna era menos efectiva que las de Pfizer-BioNTech y Moderna.

William Schaffner, director médico de la Fundación Nacional para Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Vanderbilt, dijo que las tasas de eficacia de las vacunas chinas podrían ser lo suficientemente bajas “para mantener los contagios, así como para crear una cantidad sustancial de infecciones en la población altamente vacunada, aunque puede mantener a la gente fuera del hospital”.

A pesar del incremento de casos, los funcionarios tanto en Seychelles como en Mongolia han defendido la vacuna de Sinopharm, diciendo que previene de manera efectiva los casos graves de la enfermedad.

“Con toda la evidencia, sería razonable asumir que la vacuna Sinopharm tuvo un efecto mínimo en la reducción de casos”, dijo Nikolai Petrovsky, profesor de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad Flinders en Australia. “Un riesgo importante con la vacuna china es que las personas que la recibieron pueden tener pocos o ningún síntoma y aun así transmitir el virus a otras personas”.

(Con información de ANI)

(Traducido y editado por Gabriela Olmos. Editado por Melanie Slone)



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