La celebración del Año Nuevo es la más antigua de todos los días festivos.
El inicio del año no siempre se celebró el principio del año en la fecha en que lo acostumbramos, inclusive, existen todavía muchos pueblos que lo celebran entre el principio de marzo, y los finales de abril como en Irán, Irak y la India.

Se celebró por primera vez en la Antigua Babilonia, hace unos 4000 años. El Año Nuevo Babilonio comenzaba con la primera luna creciente (la primera luna nueva) luego del primer día de primavera (equinoccio vernal).
Considerada como la estación del renacimiento, es muy acertado que se celebre en ese momento, ya que se asocia con el sembrado de nuevas cosechas y el florecimiento de otras plantas. Por el contrario, el 1 de enero carece de significación astronómica o agricultura. Es estrictamente arbitrario.
La celebración del Año Nuevo Babilonio duraba once días. Cada día tenía su propio estilo para su reconocimiento, lo que contrasta asombrosamente con las festividades de la actualidad.
Los romanos seguían celebrando el Año Nuevo a fines de marzo, pero con el tiempo su calendario fue modificado continuamente por diferentes emperadores. Finalmente, el calendario dejó de estar sincronizado con el sol.

El primero de enero se comenzó a celebrar cuando Julio Cesar, auxiliado por el matemático Sosígenes, reformó el calendario en el año 46 A.C. extendiéndolo a 445 días y haciendo comenzar el año 45 A.C. en el primero de enero. Esta modificación duro hasta el año 1582, cuando el Papa Gregorio XIII volvió a poner al día el calendario. Además anteriormente dicho, los romanos acostumbraban, desde el año 153 A.C. hacer festejos el primero de enero, porque ese día comenzaban a desempeñar su cargo los nuevos magistrados anuales. Todo lo que se llevaba a cabo a principio de enero era en honor al dios Jano, deidad de los comienzos que regia sobre lo pasado y lo futuro y que poseía en Roma doce altares, a razón de uno por mes; además de su gran templo, que se cerraba cuando no había guerra. En su honor el primero de enero, la gente estrenaba ropa y los maridos regalaban dinero a sus mujeres, ellos cuidaban de que el año nuevo los sorprendiera con dinero en el bolsillo, y se procuraba cruzar primero con el pie derecho los umbrales de las casas a fin de tener buena suerte durante el año.